Nunca supieron su nombre. Lo encontraron en alta mar, e inconsciente, fue subido a bordo llevándolo a tierras lejanas donde recuperó la salud pero no el habla. Con el pasar de los años comprendió su extraño lenguaje: Sólo así llegó a ser ayudante de marina en la tripulación de aquél moderno acorazado. Mas un día en la guerra, un estallido subatómico le precipitó nuevamente al inconmensurable mar.
Al despertar, escuchó que se dirigían a él y gritaban:
- Phlybeas! Phlybeas! Fenicio embustero! ¿Dónde habíais estado todo éste largo tiempo?
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