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sábado, 21 de abril de 2012



 “María Marimacha”.Análisis de un antiguo relato oral fantástico limeño de terror.
César A. Espinoza García
Universidad Nacional Federico Villarreal


Introducción.


Los relatos orales, considerados también como discursos populares, desde la segunda mitad del siglo XX, y debido a  los grandes avances tecnológicos en comunicación,  han venido siendo relegados cada vez más en su uso frecuente así como en su papel. Las personas, de a pocos, dejaron de  reunirse en celebradas reuniones familiares por las noches en donde comentaban los rumores del pueblo o la ciudad contando muchas veces historias fantásticas o de terror[1] y en su lugar escuchaban ahora el programa de radio, la televisión[2]; los  amigos ya no departían comentando la noticia escuchada por boca de otro que a su vez había escuchado, ahora todo se resumía al partido de fútbol visto en TV, a la película estrenada  o alguno que otro escándalo mediático.

Los relatos orales fueron así cediendo su preponderancia a lo largo de las décadas y de la aparición de  innovaciones tecnológicas, pero, en muchos lugares (sobre todo en algunas provincias del país) todavía podemos rescatar y escuchar viejas historias de antaño así como  también apreciar que se siguen creando y cultivando una que otra historia oral que trasciende el espacio - tiempo de aquellos que la transmitieron o escucharon por primera  vez. Uno de los relatos  que aún sigue manteniéndose en vigencia desde hace mucho y que seguramente alguna vez hemos escuchado de pequeños en la escuela o con los amigos de barrio causándonos temor, es la sabida historia de  “María marimacha, devuélveme mi corazón”, relato que aún permanece en el imaginario colectivo de las  personas.

2. Sobre los relatos orales.

Como primer punto debemos dar a conocer lo que entendemos  por relato oral  de forma general. Coincidimos, pues,  con Yolanda Castillo cuando  entiende que los relatos orales son  “expresión  que designa a las manifestaciones verbales (soportadas  básicamente por un sistema lingüístico), transmitidas en forma oral (Canal), que expresan una serie de acciones vinculadas o relacionadas con un todo en el que, obviamente, hay personajes(o actores)” (P.50), en donde luego aparecerán una serie de “estados y transformaciones”.  Para Castillo  dentro de esta denominación- la de relatos orales- se incluye lo que muchos autores llaman etnoliteratura o narrativa popular tradicional, denominaciones que para la investigadora incluirán a su vez: cuentos, leyendas, mitos, refranes, corridos, memoratas.

            Por otro lado  concordamos  con Salas Viteri  quien resalta la característica anónima y  colectiva de los relatos orales cuando aduce que  “constituyen la representación de la creatividad popular donde el autor no es un individuo, el autor de tal creatividad esta diluido en la colectividad, es anónimo”, lo que nos sirve para poder argumentar determinadas posiciones al respecto del relato oral a estudiar.

3. Antecedentes a María Marimacha

La historia de María Marimacha es un relato que por  mucho tiempo han contado generaciones de limeños en las aulas estudiantiles.  Dar datos cercanos a la aparición del relato es arriesgado ya que el mismo lleva en vigencia alrededor de cincuenta años y no ha sido  documentado, aunque, infiriendo a partir de los datos proporcionados por los entrevistados así como elementos encontrados y expuestos en la misma historia : la muchacha que asume el rol de un chico - que apuesta dinero,  y que sin escrúpulo alguno se introduce en un cementerio a profanar una tumba- , elementos cercanos a lo posmoderno,  podemos ubicarlo  como perteneciente de mediados de siglo XX.

Asimismo el cuento de María Marimacha  tiene por escenario la ciudad. Aunque en la actualidad pudiera tener adaptaciones o variantes en diferentes regiones[3], como todo relato oral, en  líneas generales todas las versiones tienen por escenario la ciudad, María  tiene por encargo comprar corazón  para hacer anticuchos y termina profanando una tumba en un cementerio[4]. Quizás estos elementos fueran los que hicieran que el cuento de Maria Marimacha estuviese enraizado en el imaginario popular limeño y que se piense sobre todo al colectivo capitalino como sus realizadores.

De las muchas historias que hallan podido narrarse tanto a nivel escrito como oral, son pocas las que tienen un personaje que entremezcla “lo niño” con lo oscuro y malévolo como en María Marimacha. De primera impresión  la carga sexista[5] que conlleva el calificarla como “marimacha[6]” nos empieza por perfilar un personaje que trasciende los parámetros de lo considerado por normal. María, nombre femenino que hace referencia a la sagrada figura bíblica y la femeneidad yace contrastante junto al calificativo sexista  no por mera coincidencia. María Marimacha, es una muchacha que gusta de jugar pelota y a las canicas junto a sus compañeros de barrio. El apelativo “marimacha”, pues,  remite a un intercambio de los roles tan definidos hasta la primera mitad de siglo XX, la liberación femenina muy en boga en esas décadas quizás y esté presente en esta mención. María, entonces, como personaje deliberadamente marcado,  no tiene similar dentro de la literatura oral existente, aunque, bien puede establecerse alguno que otro parecido  con aquellos personajes de las historias orales de la sierra o selva, personajes malditos que buscan hacer daño como brujas que, en su carácter agresivo, místico y oscuro, son proclives a la maldad como  el caso de la conocida Achiqué[7]. María Marimacha es, por sus elementos, un relato fantástico,  y de terror.

4. María Marimacha, devuélveme mi corazón[8]

Ésta es una historia que escuché hace mucho tiempo alguna vez  porque me la contó algún amigo de barrio cuando contábamos historias de terror por las noches para asustarnos; otra, porque me la volvía a contar alguien en el colegio después de la salida. Es una historia de terror muy conocida que contábamos de niños. ¿Quién no ha oído hablar de María la marimacha? La historia de la niña que se porta mal y engaña a su mamá y luego ofende a los muertos. No se sabe quién inventó esta historia, o si realmente ocurrió, lo único que se sabe es que hasta estos días la historia de Maria Marimacha continúa escuchándose de vez en cuando, recordándose a la niña mala que le quitó el corazón a un muerto.
María Marimacha era una chica algo traviesa, le gustaba jugar canicas (bolitas) con los chicos del barrio, así como jugar a la pelota e incluso pelearse con ellos antes que jugar con las niñas de su edad, por esta razón le pusieron el apodo de “marimacha”. Vivía con su mamá y ésta era muy severa con ella debido a su comportamiento y siempre terminaba recibiendo tremendas palizas.
Cierto día cuando estaba jugando con sus amigos escuchó a lo lejos a su mamá llamándola desde su casa y cuando acude donde ella escucha: “María, toma estos 20 soles y tráeme una botella de aceite y un kilo de corazón.  Esta noche comeremos anticuchos, así que por favor, no te entretengas jugando con tus amigos.” María recibe el dinero y va en busca de lo encargado hacía la carnicería, pero, dando vuelta a un par de esquinas se encuentra nuevamente con sus amigos. Piensa que pasar un rato con ellos no sería problema y se pone a jugar nuevamente a las canicas.  Alguien del grupo propone a los demás apostar algo de dinero y María Marimacha entonces imagina que con el dinero que le había encargado su mama para comprar la carne y el aceite de los anticuchos puede ganar algo más para ella y luego comprar golosinas ya que era buena en esos juegos[9]. Empiezan las rondas, gana un par de soles a sus amigos y pierde otros, así continua jugando  hasta que no se da cuenta del tiempo que ha pasado y se le había hecho muy tarde. Cuando se fija en el dinero que le había quedado para hacer las compras encargadas por su madre se da cuenta que no le queda nada. María se aterra por el enorme castigo que le esperaría en casa, saber que su mama estaría molesta por haber apostado todo el dinero con los chicos del barrio, ¡las palizas! No lo podía imaginar. María Marimacha no sabía qué hacer y mientras caminaba pensativa por la calle sin dirección encuentra de pronto una botella de aceite vacía tirada en el piso, la recoge, y se le ocurre una gran idea: orinar en ella para que pareciese aceite. ¡Ya tengo el aceite! - se dice. Ahora le faltaba  el corazón. Pero, ¿de dónde sacaría un corazón si no era de la carnicería? – Se preguntaba a sí misma. María marimacha recordó entonces que hace apenas un par de días había visto uno. Haciéndose de valor y sin miedo alguno acude al cementerio en donde habían enterrado a un tío suyo. Sin temor a ser sorprendida, desentierra el cajón y sin vacilaciones le saca el corazón a su viejo tío con un cuchillo que se había prestado[10]. Tenía ahora lo encargado y podía irse a casa. Una vez en ella su mamá le recrimina su tardanza pero al ver que María tenía las compras hechas decide ponerse a cocinar los ricos anticuchos que debía haber preparado desde hace rato. Empieza por cortar el corazón en trozos pequeños y luego utiliza la botella con los orines sin siquiera imaginarse lo que en realidad eran.  Maria Marimacha sólo se queda mirando aliviada ya que nadie  pudo enterarse de lo ocurrido y  no tendría castigo. Una vez listos los anticuchos Maria Marimacha busca excusas para no comer, aduce dolores de estómago y hasta fiebre. Sólo mira fríamente como su mamá y  su hermana menor empiezan a comer y degustar aquel plato macabro sin siquiera imaginar de donde provenía aquella carne que con tanto cariño había cocinado la madre.
Al rato después, caída la noche, la mamá de María  dice que saldrá  a la calle[11] a hacer compras con su hermana y que cerrara bien la puerta. María Marimacha se queda sola en casa así que decide irse a dormir. De pronto, cuando menos lo espera, empieza a escuchar  como desde lejos puede oírse una voz quejumbrosa que la llama: ¡María Marimaaachaaa!….. ¡Devuéeelvemeeee mi corazóoon!…. ¡María Marimaaachaaa!….. ¡Devuéeelvemeeee mi corazóoon!….. ¡María Marimaaachaaa!….. ¡Devuéeelvemeeee mi corazóoon!.......
La voz que la llamaba era una voz lamentosa y tétrica, era la voz de un muerto y con mucho terror aún, había reconocido que esa voz era la de su tío. María, presa del pánico, fue corriendo a esconderse dentro de un ropero.
Luego de unas horas, cuando la mamá de Maria Marimacha regresa a casa con su otra hija ésta va al cuarto de María y de pronto se escucha un gran grito que hace estremecer todo el lugar. La madre acude rápidamente a ver lo que sucedía. Cuando entra al cuarto de Maria Marimacha ve a su hija desmayada y sobre todo  una escena horrorosa:  María Marimacha se encontraba dentro del ropero, como tratando de esconderse,  estaba muerta, con una expresión muy aterradora en su rostro y con el pecho ensangrentado por que le faltaba su corazón.

5. Transgresión de las normas  y la represión-castigo

         Teniendo en cuenta el relato podemos ahora explicar dos  variables categóricas muy marcadas en la historia. La primera se encuentra dada en referencia del concepto de Transgresión, misma que puede entenderse desde dos ópticas distintas: Una resaltante se encuentra dada en relación con las normas de conducta morales y sexistas, en nuestro caso, la ruptura de roles que hace María no solo al relacionarse con los chicos de su barrio como un igual sino a sobrepasarlos cuando excede los limites de la normalidad moral, social, hasta la cordura,  y termina yendo a un cementerio para profanar una tumba. La norma moral y  religiosa acá es rota. María no se comporta como una muchacha dentro de los cánones de virtud vigentes en la sociedad y por eso deberá de ser castigada, se ha portado mal y ello le conllevará a un consecuente castigo venido desde ultratumba.

El concepto de transgresión moral es también indesligable- en este caso- de la transgresión fantástica[12] que el mismo relato posee como matriz. Si María no hubiese optado por portarse mal y no hubiese desobedecido las órdenes de su madre entonces no hubiese cometido las atrocidades que la llevarían a su perdición. Entendemos pues, que la desobediencia que ejecuta María es también su catástrofe. La transgresión moral es entendida como su perdición, lo que podríamos entender el origen de su sucesiva transgresión fantástica, momento en donde nuestro lúdico personaje empieza a dar un vuelco decisivo a su existencia. La trasgresión fantástica se da en el relato cuando el fantasma viene a cobrar venganza por la profanación del eterno descanso y María es castigada.

Cabe mencionar que  el cuento oral de Maria Marimacha parece ser pensado en términos de  Fábula macabra para hacer que todo aquel  que escuche la historia piense mejor en  obedecer no solo las normas sino también  a sus padres, que aquel que escucha no debe olvidarse nunca devenir  hacía el lado de la maldad y la desobediencia, por que si no serán sujetos a un inevitable castigo. María Marimacha es, a pesar de los análisis de género, un relato en donde se aprecia notablemente la dualidad trasgresión (de la norma) -castigo[13] en términos de poder-fuerza. Como remarcaría Foucalt, el poder permanece  sutilmente en todos los estratos discursivos de la cultura y en el caso del relato oral, también lo entendemos presente.

6. María Marimacha y el relato neogótico.

El escritor Carlos Calderón Fajardo expone en su ensayo titulado Lo gótico y lo neogótico (2010) que el efecto fantástico consiste en hacer irrumpir “en un mundo que funciona perfectamente de manera creíble, racional”, el hecho increíble, irracional que modificará totalmente el mundo que se consideraba inicialmente por cierto; así mismo también marcará la diferencia en cuanto a que lo  fantástico  es obra de un creador o artista inspirado. Para Calderón, el efecto gótico  (clásico), en cambio, poseerá al terror como eje central del relato desde el principio hasta el final y nacerá del “imaginario popular motivada por pulsiones ancestrales como el miedo a lo abyecto y el terror a la muerte”. Para el escritor “lo gótico nace siempre de las leyendas, es literatura inspirada en el imaginario popular y su éxito es que vuelve nuevamente al imaginario popular” apareciendo  estas historias  primero en “forma de mito y luego de leyenda que luego un escritor convierte en novela o cuentos góticos” (P.61).

Asimismo entiende que  “Para que una literatura sea calificada como neogótica tiene que tener los elementos que caracterizan al gótico, pero reconvertidos, actualizados: El castillo, el fantasma, el barco maldito, los muertos vivientes, los seres sobrenaturales como los vampiros y la sangre que es emblemática.”(P.70).  Por tanto,  se entiende que la literatura neo gótica en América latina no se remite solo a ser una imitación  de la que se hace en Europa, sino mas bien, poseería una versión mucho mas  reinventada acorde con sus características de realidad, y en el caso nuestro, “la literatura gótica peruana es expresión de la realidad peruana que se ha tornado gótica mas que épica.”(P-69).

Siguiendo estos lineamientos podemos resaltar que el relato oral de Maria marimacha reúne muchas de las características antes mencionadas, su origen popular, las pulsiones que maneja subrepticiamente, y sobre todo, el personaje central que refleja un ser proclive al mal, son las dosis necesarias para que el relato tenga el efecto requerido para  ser considerado neo gótico y gestar el miedo durante tantas décadas  que, como muchas  otras historias, aún permanecen dentro del imaginario popular colectivo  esperando a ser estudiadas o recopiladas como son el caso de La niña del vaso con agua[14], la Historia de la casa Matusita[15], El diablo en la discoteca[16], entre otras[17], relatos interesantes que de una u otra medida pertenecen al género fantástico y sobre todo de terror porque tienen como eje el miedo presente hacía el espectador con personajes diseñados por el acerbo popular a lo largo de los años y que cada cierto tiempo son refrescados en la mente de las personas.


     Para terminar, debemos hacer notoria una preocupación en donde la literatura fantástica, gótica y de ciencia ficción del Perú, puedan tener en cuenta a los relatos orales de todas partes del territorio patrio, puesto que, estamos casi seguros que encontrando los miedos presentes en la literatura no canónica oral de las diferentes regiones del Perú , podemos acercarnos también a los diferentes miedos de la población, acercándonos así  a la perfección de un personaje o historia  que acapare el miedo y el interés ( tal es el caso de las conocidas  historias de pistachos y demás seres monstruosos),  acercarse a lo medular de un miedo o temor oculto. Perrault ya había hecho la prueba con  Cuentos de la Madre Oca recogiendo relatos  y fue este un  texto que  el público de ese entonces recibió con gran entusiasmo  al ver que poseía elementos tales como brujas, hadas, fantasmas, supersticiones y demás novedades  que permanecían enraizadas en la memoria popular de ese entonces. La literatura popular oral  es una veta aún por explorar – en tanto historias asimiladas y recreadas o  actualizadas—, y  lo imaginario colectivo debería inspirar a la formación de una nueva literatura peruana en donde se exploren nuevos elementos  y temáticas, mostrando elementos propios regionales, exorcizando o registrando muchos de los miedos y alucinaciones presentes en la mente popular que, como hemos podido registrar brevemente, es rico en historias de todo tipo.











BIBLIOGRAFÍA



ACTAS COLOQUIO INTERNACIONAL. Lo fantástico en la literatura y el arte en
Latinoamérica. Coloquiofan peru2009.El lamparero alucinado editores. Lima.
2010

CASTILLO R., Alma Yolanda   El estudio de los relatos orales desde la perspectiva
semiótica.  En : Escritos, Revista del Centro de Ciencias del Lenguaje Número
6, Enero-Diciembre de 1990, Págs. 49-73

GADAMER, Hans George    Verdad y método II

RIVERA, Celia  María Marimacha Los Caminos de la Identidad Femenina. Fondo Ed.
PUCP Lima, 1993 .

SALAS VITERI, Julio   La practica oral como producción literaria

TOMAS LOBA, Emilio del Carmelo   Estética del relato fantástico. La narración
popular: ejemplos de trasgresión del limite. En: Revista murciana de Antropología No 7,2001 Págs. 357-369

YAURI MONTERO, Marcos   Laberintos de la memoria. Reinterpretación de los
relato orales y mitos andinos. AFINED – Fondo editorial del Pedagógico San Marcos.2006










[1] Marcos Yauri Montero afirma que: “Antes de la década del treinta, según testimonios, la gente acostumbraba narrar cuentos de pistachos, en las primeras horas de la noche, ante un auditorio de amigos y parientes que se sentaban en la vereda junto a la puerta de la calle. Los pueblos carecían de electricidad, no había radios, la distracción era entonces, esas sesiones, mientras los chiquillos jugaban a la luz de la luna.” (En: Laberintos de la memoria, Pág.93)
[2] Gadamer se preguntaba ya en 1971  con  La incapacidad para el diálogo: “¿Está desapareciendo el arte de la conversación? ¿No observamos en la vida social de nuestro tiempo una creciente monologización de la conducta humana?”  Para  el filosofo Alemán?  la comunicación telefónica  presumía ya un problema: “La cuestión de la incapacidad para el dialogo se refiere mas bien a la apertura de cada cual a los demás y viceversa para que los hilos de la conversación puedan ir y venir de uno a otro. La experiencia de la comunicación telefónica resulta aquí significativa como un negativo fotográfico. Apenas y es posible conocer por teléfono la disposición abierta del otro para emprender una conversación, y nadie podrá hacer por teléfono esa experiencia por la que las personas suelen aproximarse unas a otras.” (Verdad y método II- Pág.204)
[3] Tal es el caso de un reciente conjunto de cuentos sacados a la luz por la editorial Sarita Cartonera: Cuentos de la hacienda grande. En donde aparece una breve versión de Maria Marimacha.
[4] En muchas versiones se afirma por escenario el cementerio Presbítero Maestro de Lima.
[5] Al respecto queremos aclarar que el presente trabajo no pretende  reflexionar  sobre los pormenores de la identidad femenina o  modelos de identidad. Para ello recomendamos el trabajo de Celia Rivera quien, a partir del conocido relato  de María Marimacha, hace un mesurado estudio de las relaciones de poder entre los sexos en  María Marimacha Los Caminos de la Identidad Femenina. Fondo Ed. PUCP Lima, 1993 .
[6] Se denomina marimacho (De Mari, apócope de María, y macho), en algunos países machona o machorra, a personas del sexo femenino que actúan o se comportan como hombres. Este fenómeno social generalmente se manifiesta a través de algunas de estas características: a)Llevar ropa típicamente masculina. B)La práctica de juegos y actividades (normalmente físicos en naturaleza) que son típicamente considerados para ser practicados por chicos. C)Heterosocialidad, la preferencia de socializar con chicos que con chicas.
[7] La Achiqué es un personaje mítico andino que representa la hambruna y está caracterizado por una vieja egoísta y malévola. Para más información remitimos al texto de Yauri que presentamos en la Bibliografía.
[8] La presente versión es recogida y sintetizada a partir de las diferentes versiones  recogidas de varios informantes de modo que todos los elementos  ficcionales, variables en algunos casos, estén presentes. Hemos tenido a consideración las versiones más extensas  que presentan los elementos constantes en la narración, agradecemos a Francisco Quispe Urrutia, Carlos Enciso Paucari, José Adalberto Cotrado y Jorge González Valera.
[9] En algunas versiones se afirma que María primero compra canicas con el dinero encomendado para la carne y el aceite y se va a jugar con sus amigos perdiéndolo todo.
[10] Otras versiones  aducen que María Marimacha acude a la casa de una vieja tía suya y termina asesinándola quitándole el corazón; en otras se dice que mató a su abuelita sacándole la grasa y el corazón; en otras versiones , que María Marimacha tomó represalia contra sus amigos de apuestas en las canicas y termina asesinándolos sacándoles la grasa, los riñones y el corazón.
[11] Es recurrente  en algunas  versiones: “Llegando la noche la hermana de María y su mamá le dijeron a María que iban a ir al cine, pero María no quería ir así que ellas se fueron sin María...”
[12] Tomas Loba afirmaba que “cuando nos acercamos a todo lo que es atildado de popular, observamos que, todo ello, esta nutrido de oralidad y, por tanto, de narración. ¿Qué es si no un chiste, un cuento, una historia, un dicho, una leyenda..? , incluso el romance refiere una historia engarzado en un metro, por lo que viene a definirse como narrativa lírica. Es decir, la narrativa nutre todo un compendio de anonimato donde, frente al mundo real, se da toda una serie de gradaciones, desde lo extraño, pasando por lo fantástico, hasta llegar a lo maravilloso, o de otra forma, desde lo ordinario a lo extraordinario.” En. Revista Murciana de Antropología, No7, 2001. Pág. 358.
[13] En el uso común, la palabra "castigo" que se podría describir como "una imposición autorizado de privaciones - de la libertad o la intimidad u otros bienes a los cuales la persona de otra manera tiene derecho, o la imposición de cargas especiales - porque la persona ha sido declarada culpable de alguna violación criminal, por lo general (aunque no siempre) el daño a la participación de los inocentes. " (Según la Enciclopedia Stanford de Filosofía ).
[14] Esta historia pese a tener diferentes variantes tiene como eje central a la presencia diabólica que se revela en la niña que toca a la casa de los vecinos presentándose inicialmente como una inofensiva niña que pide un vaso de agua a horas cercanas de la media noche,
[15] La casa Matusita, es una conocida historia local de Lima en donde se sabe de una casa embrujada en donde penan almas y nunca nadie ha podido vivir allí.
[16] Esta historia es harto difundida en muchas regiones del país. Se dice que un ser diabólico se revela en la pista de baile cercana la medianoche.
[17] A estos ejemplos podríamos añadir uno muy en particular que de alguna manera allá por la  década del 80 tuvo bastante acogida, nos referimos al caso del popular  “Saca ojos”, personaje quien  a manera de un Jack el destripador, merodeaba por las calles de Lima o de pueblos de la serranía y se llevaba los ojos de sus victimas para fines que sólo son terminaban en  especulaciones. 

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