Lo ha perdido todo. La que era hasta ayer su esposa le había revelado que aquellos hijos que tanto amaba no eran suyos y que nunca lo amó. Nada de esto había sido cierto tras tantos años y sólo quedaba una cosa. No valía la pena continuar un día más. Así que coge el único equipaje con el que vino a sus espaldas y decide irse al edificio más alto de la metrópoli, sin meditarlo, salta de lo alto aferrándose a su equipaje, la caída es inminente mientras piensa en lo que deja atrás, de pronto, pocos metros antes de golpear el suelo aparece un gran destello desde la mochila que tiene a sus espaldas, cambia su trayectoria, se eleva de a pocos, hasta que desaparece en el oscuro cielo.
Una vez fuera de la atmósfera piensa que le dará gusto regresar a Quaxám, su verdadero hogar, mismo que no debió abandonar por amor a una terrícola.
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