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martes, 21 de junio de 2011

LA BOTELLA PERDIDA EN EL MAR


Cinthia juega en la orilla con su pequeño hijo.Desentierra caracoles perdidos y selecciona alguna que otra piedrecilla interesante, mientras, el sol empieza a opacarse de a pocos en el cálido horizonte que tanto mira. Aprecia las formas antojadizas de una piedra color ambar que parece cal. ¿Y si hiciese un collar juntando varias piedrecitas? - se pregunta. Piensa que los colores diversos de las diferentes piedras esculpidas durante milenios por el mar son trabajos ya modelados que únicamente esperan una correcta seleccion - orden y quizas haciendo esto podria conseguir alguno que otro comprador interesado en la belleza de estas ancestrales formas. De pronto, se da cuenta que su pequeño acompañante se ha alejado unos metros de ella y señala con entusiasmo el fondo del mar. ¿Qué es eso, querido? ¿Qué señalas ? ¿Qué quieres? Afina la vista en la casi penunbra del agua y observa un pequeño cuerpo cubierto de fibras muy próximo a la orilla. ¿Sería acaso un pez muerto? El niño lo anhela con extraña divagación y ella lamenta tener que mojarse los tenis pero prefiere hacerlo feliz. Sin mucho esfuerzo lo coge y al tenerlo en sus manos se da cuenta que es una botella, bien recubierta con fibras de caña y con un material que no llega a reconocer. Aparentemente había sido hecha pensada para flotar por interminables años, lustros y muchas décadas esperando sabe Dios qué cometido. Y ahora estaba en sus manos. Se dispone a abrirlo al costado de su hijito quien mira todo con fascinación. Rompe de a pocos el contorno, quita los elementos que durante tanto tiempo sirvieron para un buen flote y amortiguamiento asi como impermeabilidad. Encuentra luego de la cubierta y demás materiales la botella, un vidrio azulejo en definitiva de un grosor considerable muy bien sellado con un corcho especial impermeable. Prefiere romperla, mientras el pequeñito aplaude. Entre los añicos se aprecia un envejecido papel y un olor a diablos. Coge el mismo e intenta leer el contenido. Sólo ve ciertos signos a los que alude un lenguaje antiguo cual si fuesen ciertos códigos que parecieran números algebraicos un tanto enrevesados. Decide guardar la nota y prefiere preguntarle al dia siguiente a un amigo anticuario suyo -que sabía muchas cosas de geografía- sobre lo interesante de su descubirmiento.

A la mañana siguiente de haber acudido donde su amigo y tras haber hecho la consulta y rebuscar sendos libros tratando de interpretar códigos, ambos se dirigen a lo que pareciese una coordenada escrupulosamente bien pensada. 45° norte. Elevacion 23° con gradiente 24. Era correcto todo. Sin pensarlo dos veces empiezan a cavar hasta cierta profundidad en donde hacen sonar sus palas contra un objeto aparentemente grande.Cuando sacan lo que parece un gran baúl presurosamente lo abren y ven lo que sus ojos nunca siquiera podrían haber imaginado: ciento de cientos de millones de dólares en joyas, monedas y piedras preciosas que permanecian escondidas durante muchos decenios y, haciendo un terrorífico contrastes entre ellos, el cráneo preservado del posible dueño que escribiera aquel mensaje en la botella como queriendo anunciar un final para todo aquel que hallase sus posesiones. De pronto, ambos descubridores se miran con mucho recelo


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jueves, 2 de junio de 2011

viaje al mono interio

desearia ser tan solo un simio como en la imagen portada.y pensar solo en la banana del d{ia siguiente. alguien podra quitarme todo esto que pienso?